sábado, 16 de julio de 2011

DONDE HABITAN LOS HIJOS

(A MIS CUATRO MARÍAS)

Sentía que eran mías.
Recién nacidas y aún con el cordón
venían a mis brazos
sus cabecitas contra mi hombro.
Y al instante de mirarnos a los ojos:
era la calma.
Ese era el círculo, el unimismo,
la conciliación, la identidad en comunión...
la paz consumada.-

Sólo después,
porque uno abre los brazos;
y observa el temor con que se alejan.
Como los pequeños gorriones
que caen del nido y quedan expuestos:
diminuto plumón
que late y pía
dónde el mundo acecha:
allí empieza lo que llaman destino.-

Y una: madre, escudo,
sumida en un temblor desconocido,
con la mirada esforzada que quiere
ver tras el horizonte,
ahueca los brazos
por si regresa al nido
lo que latió en su vientre.
Y ahora surca auroras
que ya no son tangibles.-

Cuando pasan los días
y el hijo no regresa.
Cuando pasan las noches
y el alba te despierta:
sin saber con qué sueño
se entretuvo en la noche
y ves que ya no vuelve...
ese dulce retoño, quizá una frágil rama:
a la que fervorosa suavemente acunabas.-

Entonces, como al final de un túnel.
Se divisa la luz que sale a campo abierto.
Te das cuenta de pronto
que el cielo es ¡tan inmenso!
¡tan largos los caminos!
...diferentes los sueños:
que casi desmembrada
repetirás los nombres...
llamarás en voz baja.-

Y crece la memoria
que atesora vivencias
que luego son recuerdos.
Y busca ávidamente los detalles
con minucioso empeño.
Y en un confuso estado
simbiosis del amor y del delirio
...al final se pregunta
si alguna vez fue cierto.-

Que tuviste en brazos
a tu PROPIA VIDA.
El tiempo que dejaron el cordón
hacedor del milagro
de que te llamen "MADRE".
Del circulo perfecto
donde el amor
tejió la plenitud
con la serena calma.-

Ahora que ya es noche;
y tus brazos se extienden
hasta el borde del tiempo
como si fuesen alas.
Sientes que en distintos sitios,
en distintos estados,
y será para siempre:
se han llevado tus hijos,
...la mejor y mayor parte del alma.-

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