martes, 28 de diciembre de 2010

POBREZA


Como una granada de jardín
el sol se maduraba en los cristales;

mejillas de arrebol, bracita aún humeante

duerme solito el niño, sin su madre.



Ruidosos y harapientos, sus hermanos

descalzos juegan y gritan en la calle;

pelo pajizo, costillitas al aire

de tan flaquitos ¡ay!, la ropa se les cae.



Un trapo cuelga, donde fuera la puerta

vacío el aire, rezuma de tristeza;

con tanto niño, la madre prematura

está en el hospital, tratando de curarse.



No hay remedio que cure

las barrigas hambrientas;

ni plan que recupere

los chicos de la calle.

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