martes, 23 de noviembre de 2010

Curiosidad


Por la calle larga que da hacia la plaza,

aparece el perro de orejas muy largas;

meneando su rabo,haciéndole fiestas

espera a su dueño de erguida cabeza.



En cada mañana,cual rutina inglesa,

avanza despacio la flaca silueta;

a nadie saluda,nada lo molesta

retumban sus pasos, síncopa discreta.



en un remolino de pelos y orejas

el perro le sigue, mirándole cerca;

rozando sus piernas, baja la cabeza

y el hombre palmea la blanca saeta.



A ciencia muy cierta,nadie sabe nada

de éste forastero de cejas muy gruesas;

y tejen historias llenas de proezas

parroquianos viejos de gastar pereza.



En los mal olientes bares de éste pueblo

donde los mediocres tienen su lugar;

es tema obligado la diaria rutina

del hombre que ignora la burla mordaz.



Por la calle corta,detrás de la iglesia,

de tarde regresan,cansados de andar;

el hombre y su perro de largas orejas:

nadie sabe dónde...van a descansar.

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