que sea mi voz
un canto sostenido.
Déjame acercarme
entre nosotros
no hay distancia posible.
Déjame acariciarte
sé que no olvidas
esos instantes
robados a la siesta.
En que ajenos al mundo
(dolidos ya de tiempo)
recitábamos pausado
con nítida memoria:
los versos señalados
/con la punta doblada
en las páginas del libro.
Reemplazamos palabras de Neruda
por aquellas con que nos inventamos,
y ni siquiera, la angustiosa nostalgia
pudo borrar la tinta
con que nos bautizamos.
Vos "El guerrero",
que viajaba persiguiendo
mi cabellera larga.
Donde pondrás una flor
para que todos sepan:
que ya he sido elegida
y soy una mujer amada.
Y al tiempo en que llegas
levantas la mano diciendo:DO JURO
y pasas a contarme
cuánto y cómo, me has extrañado
Y yo respondo,
mirándome en el brillo de tus ojos:
la única verdad que dice
QUE TE HE PENSADO!
Dios mío cuánto y con qué intensidad
yo te he pensado!.
Hoy es domingo...
y cerrando los ojos imagino
que puedo acariciarte.
Que dulcemente puedo
besar tu rostro.
Entrelazar los dedos
y recitar de memoria y en silencio
los versos de Neruda
con que nos bautizamos.
Aunque sea yo sola
la que recite y nombre
tu apodo de "GUERRERO".
Y los versos en el libro señalados,
registro de tu trazo entre mis días,
huella perenne
que ni la distancia pudo
arrebatar del paso de mis días.
La distancia te sedujo, y la seguiste.
Ella te tiene mientras yo te nombro.
Y al fin me duermo, mientras oscurece.
Y repito simplemente como un rezo
para que tu alma que juró extrañarme:
recuerde cuánto, y con qué intensidad
yo te he pensado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario